Registrarse a la beca de amlo

ಹು- ಧಾ. ಸೆಂಟ್ರಲ್ ಕ್ಷೇತ್ರದ ಪವರ್ ಸಮೀಕ್ಷೆಗೆ ಕರೆಗಳ ಮಹಾಪೂರ

Mariano Sánchez-Talanquer. Profesor Asistente en el Departamento de Política del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) de la Ciudad de México y Academy Scholar en la Harvard Academy for International and Area Studies. Correo electrónico: [email protected]

Este artículo analiza el primer año del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en el poder. Sostiene que su gobierno es rehén de fragilidades profundamente arraigadas en el aparato estatal mexicano, que limitan estructuralmente su capacidad para obtener resultados. Sin embargo, en lugar de abordar las deficiencias institucionales, las decisiones tomadas por el nuevo gobierno han comprometido aún más las débiles capacidades del Estado. Bajo la premisa de extirpar el viejo orden neoliberal, AMLO ha centralizado la toma de decisiones en el ejecutivo nacional, ha cultivado vínculos personalistas, ha desechado las instituciones heredadas y ha implementado un agresivo programa de austeridad fiscal. Estas medidas han perjudicado el funcionamiento de la burocracia y limitado las perspectivas de una mayor inclusión social. La austeridad fiscal, un discurso moralizador casi religioso y una mayor dependencia de los militares para la aplicación de las políticas marcan un giro conservador. Los intentos de debilitar los centros de poder independientes y la propensión de AMLO a demonizar a sus oponentes puede que no desemboquen en un giro autoritario total, pero han erosionado las condiciones para una política pluralista y una deliberación pública racional. En general, la «Cuarta Transformación» ha desaprovechado oportunidades para fortalecer democráticamente al Estado y sentar las bases de un cambio social progresista.

Mohan Bhagwat En Bihar : RSS प्रमुख मोहन भागवत

Aunque México es un mosaico cada vez más étnico y religioso, no existe ningún grupo étnico, religioso, económico o político significativo que exija autonomía económica, social o política, y mucho menos territorial. Desde el levantamiento zapatista en 1995, existe una mayor conciencia popular sobre el hecho de que algunos pueblos indígenas del país sufren discriminación. Esto ha dado lugar a movimientos indígenas que reclaman la preservación de la identidad frente a la cultura mayoritaria nacional mexicana (mestiza). Sin embargo, no han planteado una postura agresiva hacia los pueblos no indígenas ni han desafiado al Estado mexicano. En 1994 se modificó la constitución para definir a la nación mexicana como un estado multicultural. Además, a la mayoría de los municipios de Oaxaca, donde la población indígena es muy numerosa, se les ha concedido la posibilidad de ejercer derechos políticos y cívicos en virtud del derecho consuetudinario indígena.Esta situación formalmente no ha cambiado bajo el nuevo gobierno que tomó posesión en diciembre de 2018. No obstante, es posible que la construcción de dos de los mayores proyectos de infraestructura del gobierno, los trenes «Maya» e interoceánico, provoquen importantes fricciones con algunos grupos indígenas a los que afectarán.

AMLO NO es el Trump de México

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, comúnmente conocido como AMLO, asumió el cargo en diciembre de 2018 con un sólido mandato electoral tras haber derrotado a los partidos tradicionales y haberse asegurado una clara mayoría en el Congreso mexicano. Con unos índices de aprobación en torno al 80%, López Obrador parece estar satisfaciendo hasta ahora las expectativas de sus partidarios.1 Para regocijo de quienes están disgustados con los privilegios de las élites, AMLO vuela en clase comercial (en clase turista), planea vender el avión presidencial y ha recortado drásticamente los salarios de los altos funcionarios (incluido el suyo propio), sacando a subasta sus vehículos gubernamentales.2 Ha actuado con rapidez para redistribuir la riqueza aumentando las pensiones de los ancianos, ofreciendo becas o puestos de aprendizaje a millones de jóvenes y proporcionando subsidios adicionales a los pequeños agricultores marginados.3

López Obrador también ha consolidado el apoyo de los sindicatos al revertir algunas de las medidas «neoliberales» más controvertidas de su predecesor. Ha suspendido una reforma educativa promulgada para mejorar el bajo rendimiento de las escuelas públicas del país.4 Y ha empezado a deshacer una reforma energética diseñada para modernizar la industria petrolera dominada por el Estado, prometiendo a los trabajadores que rescatará a la empresa gubernamental Petróleos Mexicanos o Pemex, fuertemente endeudada, invirtiendo miles de millones en una nueva refinería para que el país se autoabastezca de gasolina.5

Oscar Horta, Eze Paez, Catia Faria y José Tarín

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